Tuvo un final de locura que nunca olvidaremos. Las dos últimas vueltas se pueden calificar perfectamente de históricas, porque el título bailó de Hamilton a Massa y de Massa a Hamilton por momentos.
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Cuando el safety car volvió a boxes, Kovalainen reaccionó pasando a Alonso al final de recta, pero los McLaren no llevaban gran carga aerodinámica y sufrían en las curvas, por lo que Alonso pudo devolverle la pasada por el exterior con el McLaren sobrevirando. Ahí se pudo ver como los McLaren no tenían los mejores reglajes para una carrera en mojado. Pero a partir de la 7º vuelta, Rosberg abrió el carrusel para cambiar a neumáticos de seco.
Tras el movimiento de boxes el orden era Massa-Vettel-Alonso-Raikkonen-Fisi-Trulli y Hamilton. En esta situación, McLaren era un saco de nervios, porque había que remontar el trabajo de toda la temporada. Los italianos eran el problema porque a Hamilton le valía un 5º puesto. Lewis le quitó el puesto a Trulli sin esfuerzo pero sufrió ante Fisichella, que se defendió un buen rato con su Force India.
Pero el mal rato para McLaren pasó. Tenían a Hamilton en puestos de campeonato y encima Vettel se había descubierto en una estrategia a tres paradas. Si Hamilton volaba, incluso ganaría el 4º puesto. Entonces Hamilton voló mientras copiaba la estrategia a Massa para cubrir posibles safety car, y tras la última parada de Vettel, el orden era Massa-Alonso-Raikkonen-Hamilton, o lo que es lo mismo, un campeonato acabado, con unas cuantas vueltas cayendo poco a poco.
Massa estaba cumpliendo a la perfección en una carrera completísima, intachable. Pole, liderando sin oposición, y rodando con la vuelta rápida. Y a pesar de todo sin nada que hacer. Pero la F1 siempre ha sido mágica con cosas que ningún deporte puede igualar, cosas como la de esta carrera. De repente se anuncia lluvia a falta de 15 vueltas y las imágenes captan a un Ron Dennis puesto en pie con la mano temblando de nervios. A falta de 8 vueltas empiezan a caer las primeras gotas y Heidfeld es el primero en poner los intermedios. No importa, porque Hamilton tenía que copiar a Massa pero de repente… ¡movimiento en Ferrari!.
McLaren reacciona mandando a Hamilton a boxes, pero el coche rojo que para no es el de Massa sino ¡el de Kimi! En realidad es una falsa alarma porque poco a poco van entrando todos, lo que a priori no hace que cambien las posiciones… Craso error. A 3 vueltas para el final, Hamilton ha perdido la valioso 4º plaza a favor de Glock, que arriesga a no cambiar ruedas y mantenerse en pista así hasta el final, y lo peor de todo, Vettel está a menos de un segundo y muestra de todo menos amistad por los retrovisores del McLaren.
Ante el asombro de todos, Hamilton no es capaz de aguantar la posición y pierde a 2 vueltas del final el 5º puesto o lo que es lo mismo, el campeonato del mundo. Increíble pero cierto, y el público de Interlagos estalla. Massa era el virtual campeón. Pero como el que rie el último rie mejor, a falta de tan sólo una curva, Glock que aguantaba en esa 4º plaza, no es capaz de mantener velocidad y pierde sin oposición su puesto ante Vettel y Hamilton con lo que el inglés logra los puntos suficientes para ser campeón.
Kubica, que se desdoblaba como un loco a un ritmo infernal, eclipsó la imagen más repetida tras carrera, ya que Glock parecía ir parado en comparación con el Toro Rosso de Vettel y el McLaren de Hamilton, pero la realidad era esa, la grada jaleaba a su ídolo local, pero el coche plateado estaba pasando por la recta para ser campeón del mundo. Este momento de desinformación tuvo que causar un dolor tremendo en el box de Ferrari, puesto que una parte olvidó la posición de Glock en carrera. Sin duda, un momento inolvidable para la historia de la F1. El campeonato con más intriga de la historia.
Fuentes: http://8000vueltas.com
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